La Federación debe
acometer un debate organizativo imprescindible para atender las dificultades
financieras, organizativas y sus efectos en la acción sindical. Debate que fue
alentado por la iniciativa confederal (reivindicarnos y repensarnos:
sindicalismo, trabajo y democracia, de julio 2011), que se intentó iniciar
desde el Comité Federal (Albacete, septiembre 2011) y que no tuvo resultado
alguno.
Primero, debemos afrontar las propuestas definidas
y aprobadas en el Programa de Acción que, no nos olvidemos, no difiere mucho
del aprobado en el último Congreso federal y cuyos contenidos no han sido
atendidos en este período. Por lo que el problema no es el debate de
estrategias, sino de quien y como debe llevarlas adelante.
En segundo lugar, debemos
atender la revisión del estado económico actual. Hemos pasado de acometer una
situación financiera en mejores condiciones que el resto de las organizaciones
(Ejecutiva octubre 2009: “el secretario
de Administración y Finanzas presentó los Presupuestos Consolidados para el año
2009, confirmando que la Federación estaba preparada para afrontar la retirada
de subvenciones finalistas …”), a reflejar un déficit preocupante,
incluyendo ese año 2009 que, junto al de 2010, fueron los que mayor nivel de “servicios para la formación” se
recibieron y, sin embargo, se reflejó un déficit entre los dos años de 1,8
millones de euros. A lo que se suma una previsión de perdidas en 2012 de
800.000 euros.
A pesar de todo, para la Candidatura a la
Federación de Industria, los recursos económicos pueden influir pero nunca
ejercer de condicionantes en la forma y el fondo en que deben configurarse la
acción sindical, porque lo esencial es atender a los trabajadores y las
trabajadoras mediante la aplicación del sindicalismo de proximidad, práctica
que recae en nuestras organizaciones federales, sobre todo, en los sindicatos
provinciales y comarcales. Es nuestra disposición garantizar los recursos
suficientes para que estas estructuras puedan realizar su trabajo.
Sólo recordar que,
derivado del debate de Albacete, y motivado por la situación financiera de la
Federación, se insinuó la posibilidad de desaparición de los sindicatos
comarcales y provinciales (Castilla-La Mancha, Castilla y León y Galicia),
donde mantuvimos una posición de rechazo rotundo porque rompía con el esencial
objetivo de los recursos económicos del sindicato: aproximarlo a las necesidades de atención a los trabajadores y a las
trabajadoras, facilitando el trabajo de las organizaciones más cercanas a los
mismos.
Cambiar la situación, reforzar la organización,
extender el Sindicato a la PYME y fortalecer la presencia entre los distintos
colectivos, exige cambiar hábitos arraigados en el trabajo sindical,
reequilibrar la asignación de recursos humanos y financieros, y establecer
nuevas prioridades en la acción del Sindicato. Es la principal apuesta que vamos
a asumir en la dirección de la organización.
Para ello, realizaremos
una Conferencia de Finanzas y Recursos sobre la economía de la Federación,
dotándonos de mecanismos para conocer nuestra situación real, revisando la
política presupuestaria, abordando la redistribución de los recursos humanos y
económicos, e introduciendo los mecanismos de seguimiento y evaluación
pertinentes, además de aplicar la necesaria transparencia que deben acompañar a
estas actuaciones.
Fortalecer la autonomía
sindical, la autosuficiencia financiera y la gestión transparente de los
recursos son las premisas que va a presidir nuestro trabajo en la Federación de
Industria. En este sentido, ha sido lamentable que no se haya atendido a la
reclamación de una parte de la Comisión Ejecutiva, que lleva casi dos años
exigiendo la contabilidad analítica para conocer, de forma individualizada, la
orientación de los gastos de la Federación.
Lo esencial es la
racionalización global de los recursos, es decir, la relación entre los gastos
sindicales prioritarios y los recursos disponibles, lo que requiere el conocer
la totalidad de la información de toda la organización, para saber que tenemos
y que queremos conseguir con ello, sobre todo, priorizar la cobertura de la
actividad teniendo en cuenta que los recursos son limitados. En el caso de la
Federación de Industria, no es justificable la elevada dotación presupuestaria
encauzada hacia áreas como comunicación o internacional, cuando se restringen
coordinadoras de grupos o de sectores para facilitar una mayor asistencia a las
empresas y a los delegados y delegadas sindicales.
En tercer lugar, vamos a hacer
efectivos los protocolos de acuerdo ya apalabrados con Federaciones y organizaciones
territoriales de CCOO, para poner en marcha los compromisos industriales
adquiridos en el Consejo monográfico de abril pasado, que vuelven a ser
relegados, a pesar del disfraz publicitario que se le quiere imprimir.
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